Dos flores en la copa del remojo,
juntas, como se ahogan nuestras vidas;
un solo cáliz, dos almas unidas
en néctar del amor libado en rojo.
Ímpetu de tus manos, cardar fino,
besos de seducción, flor en rocío,
sofocando las sombras del alío,
frugales en el bar de amor divino.
En riachuelo de amor y escalofríos
mi cuerpo lo estremece tu oleaje
chocan piedras y tronco en desafíos.
Reflejo de luceros en el lecho,
escrutadora luna en el silencio…
hurtó el brillo del sol, su grácil
trecho.