Peregrina sonámbulo mi paso,
vaga en tu geografía sin retraso,
para sembrar mis ganas, en ocaso,
y regar cada campo sin fracaso.
Con instinto montés de mi deseo
crean bardas mis manos, en bordeo;
te conciben el más suelto reo
e incitan en mis tierras tu paseo.
Siembro en tus noches, tú en mis alboradas,
las rojas entre rosas sonrosadas,
y quedan en los campos savias liadas,
que mitigan la sed en el desvelo,
que templan pieles bajo el pañuelo,
que deslíen el frío para el vuelo.