Prisionero
del garzo de aquellos ojos,
los silencios
se hicieron tantas palabras;
el anhelo
creciendo como el hinojo
y la pena
que la distancia labra.
Fidelidad
sin hospedaje en censuras,
las verdades,
al sótano, degradadas;
sin saber
del alarde de dulzura,
si desidia
era una línea marcada.
El aroma
que huye de las almohadas
y el sabor
que presentan en las noches,
no es rocío
que viste tierra mojada,
es de océano
haciendo, de sal, derroche.
De los hilos
de colores semejantes,
nudos débiles
quedaron entrelazados.
Excavando
no siempre encuentras diamante,
ni leyendo,
sentir fielmente narrado.
... y los tonos
conjugados y conexos,
demarcados
en líneas curvas y rectas,
es seguro
que no abandonan el nexo
en paleta
húmeda, seca, o imperfecta.
Sin placer
por huida del azul cielo,
desaliento
por gris en su baúl rojo,
vislumbrar
que conoce los desvelos
y heridas
al caminar sobre abrojos.