17 septiembre, 2014

¡ABRÁZAME ASÍ!



¡Abrázame así!
El abrazo que ansiaba en el tiempo
en lunas de amor y de encanto;
el abrazo que recuerda mi piel
de la última noche que fuiste su manto.

¡No me sueltes! 
Desbocado galopa mi corazón,
desmayan ante ti las fuerzas
y resisto extraviarme
en el vacío que extirpa tu abrazo.

Qué solo quede entre nosotros un suspiro,
me cautive la dulzura de tu mirada,
abrase la tibieza de tus labios
y subyugue la ambrosía de tus besos.

¡Llévame al fuego de la pasión!
Qué me cautiven tus brazos,
me humedezcan tus labios
y vibre con la chispa de tus manos,
ardiendo en la brasa de sus grados.

El rocío enrojecido de mis besos
y el pincelaje decidido de mis dedos
se adueñarán de tu cuerpo;
y seguiremos  siendo dos
si rota está tu fuente
haciendo mar en mis adentros.


05 septiembre, 2014

GLOSA I_ Una mujer enamorada...



"...una mujer enamorada puede prender el foco de
 la imaginación con luces destellantes que iluminan 
el sendero que conduce al palacio de Cupido" (AdL)


Danzante en la alameda, y dentro de ella llueven suspiros,
una mujer enamorada puede prender el foco de
deseos y pasiones -dormido-
del rugir silencioso de un río que ha perdido su ritmo.

Los pasos de la danza son muecas de los sentidos,
la imaginación con luces destellantes que iluminan
besos briosos y abrazos ceñidos,
perdidas las palabras causantes de escalofrío.

El amor que desvela una joya del camino,
que fue haciendo del tiempo su mirador de alborozo;
amor que urdió la chispa del foco 
y el sendero que conduce al palacio de Cupido.

01 septiembre, 2014

UN FANTASMA MORA EN LA CRIPTA DE SU PECHO...




Un fantasma mora en la cripta de su pecho
entre telarañas bordeando sentimientos,
que exprimen su sangre con dolores hambrientos
dándole calor a su sarcófago maltrecho.

Sin culpa la vida de su cuerpo satisfecho
de amores que ahogan y que arden violentos,
ni que desplieguen rosas rojas por momentos
a las rosas negras que adornando están el lecho.

Converge el néctar que humedece sus entrañas
con el alarido  que estrangula con sus manos,
y en el silencio los susurros tan cercanos

-como la  lluvia que desgarra las montañas
en zigzagueante pasear de cascabel-
vagan por su rostro y le sacuden  la  piel.

Un fantasma mora en la cripta de su pecho
y se ha cubierto con las sábanas del lecho.