27 julio, 2018

INSOMNIO



Noches que llueven insomnio, con minutos iluminados por la dulzura de lirios fingidos, segundos centelleantes de momentos perdidos y estruendo de realidad cuando no se está dormido.
No existe "fruto de paraíso" ni río que humedezca la piel; seco quedó el océano, de arrullador oleaje, que arrastra y revuelca en la arena del amor y la pasión.
No llovizna la música cuya melodía embelesa el tejado; se han dispersado las notas anegando el jardín de desconocido destino: flores de pétalos marchitos, sin haber abierto sus capullos; serpientes que muerden sus entrañas y, ¡el dolor!, el dolor que retuerce la tierra, así como si se estuviera ocupando el tibio refugio, antes de haber nacido; buitres posados en el sauce, tratando de arrancarle el corazón dolido.
Sí, ¡abrir ventanas y puertas!, pero ¿para qué?; sigue oscura la noche y, allí, afuera, también rondan los fantasmas y espera sonriente una horca para estrangula el grito de auxilio.
Noches de neblina y frío, de inquietud y escalofrío, del tormento siempre temido...del ruego por estar dormido.

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