
Son estos atardeceres de otoño
que te me vuelves hojarasca y monte
difuminándose en el horizonte
tras celajes de un sueño sin retoño.
Será que hoy me encuentro un tanto bisoño,
cual puerta abierta por Jano bifronte:
principio y fin de mi ser y simbionte
de ti, y sólo así me desemponzoño.
En cualquier caso déjame decirte,
antes que venzamos otra estación,
que nada brotará por primavera
si este invierno no puedo ya sentirte
imprimiendo calor a un corazón
que persigue entre el hielo su quimera.
Miguel Ángel Miguélez (http://www.poemas-del-alma.com/blog/usuario-95889)