Tras un ayer de reservas,
ante una danza caprichosa
se quiebra el gélido cerrojo
en la seducida puerta de la cripta.
Surge un aroma de orquídeas y
dos cuerpos vestidos de refugio,
entre sombras radiantes de luz,
buscan barrer el polvo de los anhelos.
Se han dormido las ráfagas de viento
y el eco encantado de la noche
despierta a los muertos vivos;
provocando la sed de sus sentidos
ante el mensurable silencio,
en un puente inquieto de miradas
de voces suplicantes:
-¡Calla...calla que tengo frío!
Almas de paso lento e inequívoco
rasgando vestiduras taciturnas,
bajo un cielo orlado de amapolas,
entre rosales sin espinas
y codiciando un tropel de agapornis.
Agapornis.- ave del amor. llamado "inseparable"por formar pareja para toda la vida.
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