Una lluvia de amor y pasión se precipita
y humedece, poco a poco, tu piel.
Y son centellas mis besos
en el relampaguear de mis labios,
al contacto con la fiebre de tu cuerpo.
Y seré rayo de sol,
para secar el rocío que emana de ti,
para secar el rocío que emana de ti,
aferrando mi cuerpo al tuyo
en el sereno de la tormenta
de nuestras pasiones.
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