29 enero, 2015

EL RENACER



 No quiso resistirse a los gritos del alma , empapándose en la tormenta que azota y recrudece en el pecho.
 Encontrarse en el aura del amor, perderse entre sus besos -en la quietud de la noche, al compás de su cuerpo- y olvidar el frío de la ausencia -para quemarse con el fuego de sus manos-, fue el renacer del brillo en la alameda y secarse las raíces, de un ciprés, que usurpaba el lecho de las rosas...

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