29 junio, 2015

AL VELERO



 I

Largas noches, de oscuro pensamiento
que va difuminando  la caricia,
regalo de un anclaje tan incruento
y  fondeo en bahía subrepticia.

¡Levaste ancla velero! Fue tardío,
en despedida mansa, sin aliento
para escuchar las voz que acaricia

ni saber lo que oculto trae el río;
respirando tus velas al viento
la nostalgia  que vuela, que se inicia,
y brota gota a gota tu suspiro

al saber que pierde  luz el faro,
del amor ver su último respiro
y la desesperanza de su amparo.


II

Amanece sensible a tu memoria,
el oleaje en muelle sollozante,
que choca sin impulso y sin euforia.

De caricia suave y anhelante,
de besos a tu piel en sus aguas,
de la complicidad del sol y el viento
agitando sus nervios frente al río

y entre los silencios de su fragua
la conquista de guiarte al hundimiento,
si anega tu cubierta de amorío
(que al velamen y mástil enjagua)

y al contacto se hace turbulento.
En tiempo tus anhelos desagua,
te arroja a atracar sin rompimiento.

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