En el mar del sosiego por olvido
entre olas, y la estela del recuerdo,
parpadeo ante el discuerdo
y un lienzo pintado y desteñido
-por frío de acuarela- en el izquierdo.
Se perdió la tibieza del arroyo,
la lucida humedad de la piedra
y en el árbol, la hiedra
abandonó su apoyo.
Se hizo roca la piedra,
seca quedó la hiedra
y no quiso más lumbre el frío arroyo.
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