06 julio, 2013

ENSOÑACIÓN



No pretendo en el piélago mojarme
ni a estrellas ni a la luna rogar quiero
para buscar la historia y escribirles,
de la dulce nereida en sus serenos.

Solo una noche puedo yo narrarles
del sueño que viví en la tibia playa
entre rocas, arena y los corales
triste cuento con todo y su zarpada.
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En susurros la voz  es melodía
que solivianta el nado de sirena
mar de besos su pecho cubriría.

Turbada por raíces ve y ordena
a cuerpo de mujer en desnudez
apagar los ardores en la arena.

Roza el viento su cola de gran pez
cambia su punta a piernas de  mujer
quedando entre peñascos su  niñez.

Solo entre rocas supo responder
 a miradas curiosas entorno a ella:
"cambié mi piel unida a  noble ser."

Noche de luna, mar que deja huella,
viento y arena cómplices de ardor
¡radiante entre las rocas la centella!

En luces de la noche con temblor
y en las aguas reposa -en lo abismal-
misterios conseguidos del amor.

Abriendo la ventana de cristal
sintió el beso de una  suave brisa,
el viento la escuchó confidencial;
¡cada rayo en su piel caló de prisa!

Las dos vistiendo en pieles de  mujer
y el hombre sigue viendo  la  sirena,
-en carrera a mi par a socorrer-
sumergirla al igual que a la ballena.

Con centella ha perdido todo nado,
fue la ondina y le crean honda pena,
en el fondo del mar se hubo ahogado.


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