que se muerde una manzana hecha a mano
moldeada con labios de seda
la aurora está pariendo el nuevo día.
Alucinan el vacío y las costas
como un lunes que pretende ser verano
-y sábado-
las memorias impías de la noche
aún se aferran a las sábanas
con la trama impaciente
de una rueca empedernida
De la misma manera atora
la garganta que suda
este sólido sabor a mieles
y no hay forma de convencer a los malvones
que dejen ya de florecer y hacerme burla.
Su Gea
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