15 noviembre, 2014

MINUTOS SECOS


En tu ausencia, mi cuerpo, todo vibra de frío.
Tu ausencia, hiel amarga que junto a mi vaga,
se aferra a la historia como una oscura saga;
y es tu silencio gris, la aurora sin rocío.

Cuánto se ha de  soportar, y aceptar el estío, 
que el aire ha perdido,  el dulce aroma que embriaga;
que la corriente cambió y la lluvia no draga
y en nueva primavera desvió su cauce el río.

Que el lago se hizo mar de horizonte  difuso
y el corazón se duerme con tanta remembranza
en tierra de  nadie, entre rejas  de  recluso.

Se colma la nostalgia del silencio, sus ecos, 
que mustios fracturan  el cristal de esperanza
y el tiempo va trayendo, agrios minutos secos.



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