18 septiembre, 2015

LO HÚMEDO DE LA NOSTALGIA



Caminar sobre tantos símbolos grabados
y sentir que lo húmedo de la nostalgia
se filtra por las fibras del vestido blanco
que engalanó el amor en ayer de quimeras.
Se vio el sol en alba, y en atardecer,
deleite señero, cual gozo de abriles, 
que en preludio de otoño cegara el frío de
los ríos de invierno en vestal laberinto
de rosales floridos sobre fresca hierba.
Se oyó en las caracolas los ecos del canto,
en una arquitectura firme de deseos;
ampliando su estruendo en el confín del alma,
fuente de amorosos y densos arroyos,
torrentes accesibles y  disponibles en
el umbral izquierdo de una clara existencia.

Muere el tiempo, borrando las dimensiones.
Ardió la primavera y se anegó el otoño,
se secaron los campos y se alejó el mar; 
el silencio no fue palabra de estación, 
el silencio le dio frialdad a la distancia
(la distancia en abrazo con la lejanía)
y aquellas melodías volar no sabían. 

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