Escena del encuentro, tibias
aguas del lago
al amparo del techo donde
ansias satisfago
infalible testigo de anteriores entregas
exhalando suspiros entretanto tú llegas.
El lecho tapizado con
pétalos de rosas
el arcoíris es cielo de
mariposas briosas
aroma penetrante va inundando el espacio
canto de aves sinfín, son sus trinos un prefacio.
Tan solo me pedía calma,
sentir despacio,
con cálidas palabras los
clamores yo sacio;
el escuchar tu voz desvanece
mi tiesura
sanando las heridas que solo
el amor cura.
Evoco los encantos que legas
a mi vida...
entregada al sopor en rosas
quedé dormida;
tendida en la esterilla,
quieta en cúbito prono
no escuché tus pisadas
cuando llegaste al trono.
Caricias delicadas recorrieron mi espalda,
arropado mi cuerpo, camisa
de esmeralda
extrañé tu silencio, pensé
en un nuevo juego
¡sentí un escalofrío!, extraño, no lo niego.
Copiaron tus caricias, el
susto fue tremendo,
revolcado mi cuerpo, la
crueldad fui sintiendo,
desgarre de mi ropa...
rogando que llegaras,
se acabaron los tiempos sin
sentir que me amaras.
El ardor de estos mimos,
nunca experimentados
que de amores furtivos,
desde hoy serán callados.
Mueren mis esperanzas,
oscura mi visión,
me llevan a la muerte caricias
de león.
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