29 junio, 2013

PÁJARO DE AZÓFAR



Entre la niebla encumbrada en las montañas y el azul que escarcha las aguas del exuberante lago, unes tus pestañas sabiendo que me robas la delicia de verlo como alfombra que se pierde en la distancia. Mis ansias de admirarlo  y el poder de ese anhelo, lo has descubierto y me ofreces tu alón para que, de manera alucinante, lo dibuje como nunca.

Pájaro de Azófar, ¡piensas!

  En la lejanía nubes parecen rocas de hielo, otras semejan montañas  cubiertas por una nevisca…Todo se puso tan blanco que no se     divisan ni sombras en derredor; solo aquí, cercano a la ventana donde tu ala pretendió vendar mi visión y que ahora la ofreces para deleitarme con el paisaje de la ilusión. El grisáceo mar que ha sido rociado por la niebla, deja al descubierto el horizonte, escudado por una hilera de   barcas, ancladas en paralelo con la popa buscando los besos de la     distancia.  No hay prominencias, pero emergen islas no muy cercanas a las proas de las naves. Están allí!, la una roja, blanca la otra, ambas bordeadas por atolones oscuros que demarcan su espacio y visión.
  Se va disipando la turbulencia y el aliento dorado del sol va dando paso a otra captura del paisaje. Se funden todos los colores y el mar se viste de  blanco. Sin esfuerzo vuelvo a la primera conquista, pero sintiendo las aguas gélidas  como sábana blanca carente de cuerpo para        abrigar.  Están los galeones estáticos, el lienzo de hielo no ha permitido su avance hacia la orilla…
  Los rayos del sol obligan su paso para encontrarse con la estela que dejan las máquinas en marcha de las naves, que parecen danzar al compás  del oleaje nacido en la ribera con rumbo al horizonte. Si,  mientras danzan entre cúspides y llanuras de olas, las  nubes se       pintaron de nevadas montañas, el cielo nunca dejó de ser paraíso y, el horizonte, se vistió  de negruzca y lejana cordillera.
  Ya comienzas a separar tus pestañas para indicarme que debemos   regresar. Si; volver de tan hermoso espejismo que  ofrenda el profundo amor que siento por el piélago azul y el comprender lo inevitable de tu ala vendando mis ojos, pero no mi corazón y mi excéntrica utopía.

Pájaro de Azófar,! pensaste!

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